Quiero ir con mamá

Hola de nuevo, en el último post escribí sobre cómo gestionamos en casa las despedidas para que sean un aprendizaje útil para la vida de los peques. He recibido muchos comentarios y peticiones para saber cómo hacerlo desde la otra parte, desde el adulto que se queda o recibe a esos peques, bien sea familiar (abuela, padre, madre…) o profesional (cuidadora, profesora, madre de día…) para que el peque se sienta seguro, comprendido y escuchado y desarrolle habilidades útiles para la vida.

Entiendo las dificultades que pueden encontrar los profesionales que trabajan en educación formal para poner en práctica herramientas de acompañamiento emocional porque es algo que requiere tiempo y dedicación. Sé que las ratios son las que son y que el día a día nos lleva a priorizar inmediatez y rapidez. También sé que esa inmediatez en la vida de un peque le lleva a elaborar creencias que serán comportamientos en su vida adolescente y adulta. Comportamientos que luego nos llaman la atención y nos preguntamos de dónde vienen y cómo es posible que «sean así». Por ello considero fundamental conocer, pararse a buscar soluciones adaptadas a las circunstancias y no justificar acciones por factores externos sobre los que no tenemos mucha opción de actuar. Gandhi decía «Sé tu el cambio que quieras ver en el mundo».

Voy a poner un ejemplo, describiré un hecho que he vivido esta semana mientras visitaba una escuela infantil, no quiero juzgar porque sé que esas profesionales creen hacer lo mejor, lo hacen lo mejor que saben con sus herramientas y circunstancias, no ataco las acciones sólo las analizo para dar una visión objetiva de hacia dónde nos llevan unas decisiones u otras en la educación de un niño.

HECHO: entra un peque de aproximadamente 18-20 meses de la mano de su papá. al cruzar la puerta comienza a hacer pucheros. La profesional le recibe, se agacha y lo coge en brazos diciendo «pero si tú nunca lloras hombre, venga vamos dentro con sus amigos» De esa manera comenzó a andar hacia su aula. El papá no dijo nada, salió de la escuela infantil. El niño siguió llorando durante un buen rato.

Ahora veamos sentimientos, pensamientos que ha podido elaborar ese pequeño de esa acción.

SENTIMIENTOS:  tristeza, incomprensión, enfado, inseguridad, miedo.

PENSAMIENTOS: «no me han escuchado» «mi padre me ha abandonado» «No tengo que llorar pero me siento triste» «mi padre se ha ido sin decirme adiós ni cuándo volverá»

A esto le unimos otra vivencia, la del llanto, como ya dije en algún post anterior el llanto es comunicación, nos está expresando algo. Por tanto si ignoramos el llanto, ignoramos el mensaje de esa persona, le estamos diciendo «no te escucho,no me importas». Esto es un aprendizaje tanto para la persona que lo vive (el que llora) como para los que observan, los compañeros/as que están presenciando la escena. Aquí aparece una habilidad muy importante en la vida la capacidad de consuelo. ¿Qué aprenden 18 peques de 1-2 años que ven a un compañero llorar, triste o asustado y al que su adulto de referencia ignora? que el llanto no es importante, que podemos escuchar llorar  a otra persona y no acercarnos, no preguntar si necesita algo o si podemos ayudar. ¿Os llama la atención la cantidad de vídeos que nos muestran adolescentes sufriendo, llorando y otros cerca ignorando la escena? ¿habéis visto alguna escena de una persona en el metro sufriendo y las demás pasando de largo?¿Dónde se aprende eso?

Cambiemos la escena. Ahora la profesional y el papá están centrados en el largo plazo, en las habilidades de vida que quieren que el peque desarrolle. Primero las han pensado, las tienen en su mente: generar respuestas proactivas, seguridad en uno mismo, autoconcepto positivo, sentirse importante, escuchado para poder escuchar a los demás, atendido para desarrollar habilidades de empatía…..

HECHO: entra un peque de aproximadamente 18-20 meses de la mano de su papá. al cruzar la puerta comienza a hacer pucheros. La profesional le recibe, se agacha para ponerse a su altura: «buenos días «Pepito» veo que hoy vienes un poco triste» saluda también al papá: «buenos días papá». Podría esperar a que la respuesta viniese por parte del papá o del peque y sino adelantarse con algo así: ¿Me parece que papá se tiene que marchar al trabajo quieres que te coja en brazos y le decimos adiós juntos?

Veamos qué respuestas podría haber y cómo las podríamos gestionar siempre desde una perspectiva de aprendizaje y de respeto mutuo.

1) El peque llora y el papá tiene mucha prisa y se tiene que marchar. El papá se acerca al peque y le dice: «tengo prisa, te doy un beso y te quedas en brazos de la profe. Volveré a buscarte después de comer. Pasa un buen día»

El niño llora y el papá se marcha. La profe se queda con él en brazos y pone palabras a su llanto. «estás triste, te gustaría ir con papá. Y papi se tenía que ir. Te entiendo, a veces nos cuesta despedirnos de las personas que queremos. Estoy aquí contigo»

SE SIENTE

PIENSA

CREENCIA
Triste con posibilidad de expresar Soy capaz de gestionar mi emoción
Tranquilo alguien al lado le entiende y le consuela Los adultos están para ayudarme, puedo contar con ellos.
Comprendido mi profesora me entiende Le puedo contar mis problemas y preocupaciones a los adultos
Seguro lo que le pasa se llama tristeza y es normal cuando nos despedimos Cuando esté triste puedo buscar soluciones.
Enfadado No siempre puede ser las cosas como las quiero Soy capaz de gestionar el enfado. En ocasiones hay que esperar.

 

2- El papá no tiene prisa, puede esperar unos minutos. Ha anticipado en casa cómo iban a despedirse y lo ponen en práctica. Le explica a la profesora cómo lo van a hacer: «en casa hemos quedado que leía un cuento y que después se quedaba en brazos tuyos para decirme adiós» .

Después de esto van a la clase, el niño sigue llorando y la profe lo tiene en brazos. Los compañeros preguntarán por qué llora y la profe puede explicar que está triste porque su papá se ha marchado y volverá después de comer. ¿Qué podemos hacer para que se sienta mejor «Pepito»? ¿Se os ocurre algo que os guste cuando vosotros estáis tristes? puede que surjan ideas (en mi experiencia con peques como madre de día os aseguro que es increíble la capacidad de crear y de pensar soluciones magníficas de ayuda mutua) como cantar una canción, contar un cuento, dar un abrazo…a lo mejor no surge ninguna pero el llanto está siendo escuchado., estamos dando dos poderosos mensajes: «te escucho, eres importante» «podemos ayudar a otras personas a sentirse mejor»

Como profesionales que estamos con peques tenemos en nuestras manos generar aprendizajes de vida. Esto es una gran responsabilidad y requiere de mucha formación y conciencia. Me encantaría revindicar el papel de la universidad, de las materias que se imparten en magisterio o educación infantil así como de los catedráticos que imparten esas asignaturas.

En mis años como madre de día me ayudaron algunas cosas a afrontar las despedidas y el comienzo del día:

1- Autocuidado: para cuidar a otros es esencial que nos cuidemos nosotros, nuestra jarra de la paciencia se llenára gracias a ello. Así que hay que proponerse dedicarse algo de tiempo, descansar bien, permitirse un rato de cuidado diario, un baño, un masaje, alguna actividad que nos guste, etc.

2-Relajación y conciencia: Ser consciente de que es un momento difícil, estar tranquila y que mi cuerpo y mi mente expresen serenidad porque eso es lo que verán los peques al llegar. El cerebro infantil hasta los 3 años es puramente emocional. Las llamadas neuronas espejo se encargan de captar y copiar muchos comportamientos y se ha comprobado que también captan emociones. Mi tranquilidad ayudará a la de los peques. Por tanto, conectar con una misma 5 minutos antes de empezar, visualizar las cosas positivas del día, visualizar las dificultades y las herramientas para gestionarlas son cosas que ayudan a preparar el momento.

3-Autoconocimiento y autorregulación emocional. Tener un momento previo de conexión con uno mismo, reflexionar sobre nuestras experiencias con las despedidas, nuestras creencias inconscientes que tenemos guardadas y que nos hacen reaccionar sin control cuando nos sentimos identificados en esa escena. Si pensamos en nuestros recuerdos, si profundizamos en nuestras despedidas, nuestras separaciones cuando éramos peques qué sentíamos, qué expresábamos, cómo lo gestionaron…. tendremos la oportunidad de conocer nuestros sentimientos y comprender nuestras reacciones.  Hacerlo consciente es separar la que es mi parte de la que es del peque, así le estaremos dejando experimentar su vivencia sin mezclarla con la nuestra.

4- Recibir a cada niño/a como ser exclusivo y único. Abrir la puerta saludar a ese peque por su nombre, con algo de contacto físico, la mano, un abrazo, lo que permita y surja por ambas partes, preguntar cómo han pasado la noche…

5-Distancia cercana, es un tiempo para familia, es su instante. Yo siempre recordaba las despedidas del que ahora es mi marido cuando éramos novios y él tenía que volver a su país después de haber estado juntos unos días. Es un momento difícil, único también en el que te gusta estar a solas, decirle que le vas a echar de menos, que le quieres…. pero a la vez cuando eso termina necesitas a alguien que te abrace, que entienda tu tristeza y que a veces sin decir nada, te consuele para afrontar ese momento.

Por eso yo lo llamo distancia cercana, un tiempo de estar cerca sin invadir, mirando a los ojos para saber cuándo es tu momento y cuándo ha terminado el suyo, esperando alguna señal para que el padre/madre suelte y tú acojas.

6- Empatía con ambas partes, entendiendo las necesidades de los dos. Siendo un apoyo y generando tranquilidad y serenidad.

7- Recocimiento de las emociones. Las emociones y los sentimientos son de cada uno, no pueden ser juzgadas por otro porque pertenecen a la persona. Reconocer es aceptar que esa situación que a ti no te genera nada a la otra persona le puede provocar mucha tristeza. Por eso describo lo que veo: «parece que estás triste» «noto que estás muy enfadado» en lugar de «no llores» «no estés triste» «si luego vuelve» «si te lo pasas bien» «si tu nunca lloras»

8-Validación de esas emociones: como la emoción es suya, la valido, le digo que es lícito sentirse así, le pongo un nombre para que asocie ese nombre a esa emoción y le sirva para reconocerla en otras ocasiones. «cuando una persona que queremos se marcha podemos sentir tristeza, sentimos  que la echamos de menos.»

Hay varios libros que yo tenía siempre a mano donde aparecen diferentes emociones y explica de manera muy sencilla cómo nos sentimos con cada una. Me gusta mucho «Así es mi corazón» de  Jo Witek y Christine Roussey. Os muestro la página en la que habla de la tristeza y la compara con un gran elefante que se instala en nuestro corazón.

asi-es-mi-corazon corazon-tristeza

Para niños a partir de 4 años está «La casita de las Emociones» de  Virgina Gozalo Rivas, Nekane González Morales y Beatriz Rincón Rodriguez de reparando alas rotas (es un proyecto precioso y sólo se puede comprar en su web o al menos así era cuando nos lo regalaron hace tres años). El cuento hace un recorrido por las habitaciones de una casa imaginaria donde cada habitación es una emoción.Os muestro la tristeza, donde proporciona como herramienta el recuerdo de momentos alegres para gestionarla.

casita-tristeza

casita-emociones

9- Acompañamiento en la gestión de las emociones: acompañar es proponer, ofrecer alternativas para que el peque pueda elegir la que más se ajusta a su necesidad. No es distraer para que no piense en ello porque eso generaría confusión y haría que la herida no estuviese curada sólo tapada.

Para ello podemos preguntar, ¿Qué se te ocurre que podemos hacer para sentirte mejor?

¿Quieres hacer un dibujo para que luego se lo demos? El dibujo es una vía de expresión, dibujo libre, no guiado con los colores que elija, las formas que quiera y sin necesidad de valorarlo o interpretarlo.

¿Le mandamos alguna foto? ¿Le pedimos que nos mande alguna foto de su trabajo? Estas son dos estrategias que nuestra acompañante pone en práctica y son muy efectivas, les ayuda a los peques a tomar conciencia de que mamá no ha desaparecido sólo ha cambiado de lugar, y por tanto volverá a buscarte luego. Para nosotros es muy fácil imaginar que esa persona está en su trabajo. Para ellos, por su desarrollo cerebral y tipo de pensamiento todo lo que no está presente no existe. Por eso es esencial recordad cada vez que vamos a volver y poder enviar fotos que les ayuden a construir ese tiempo y esos lugares que no pueden visualizar.

Si no es viable hacer fotos, se puede tener un sobre de cada niño con sus fotos familiares y allí tener alguna de mamá en el trabajo o en trayecto al trabajo para poder reconstruir la historia.

¿Quieres leer un libro que te ayude a acordarte de los momentos divertidos con mamá? Hay un libro que habla de momentos bonitos con mamá, a  mis hijos les encanta y yo lo he usado mucho en mi «casita» de mamá de día para que los peques superen esa
tristeza inicial y busquen herramientas. Se llama «Mamá y yo» lo compré en un pequeño negocio local (me encanta apoyar el pequeño comercio y al autónomo) es una empresa que se llama Books and Gifts, vende libros y material educativo en centros educativos y también tiene web. Tiene precios muy asequibles y libros que merecen mucho la pena. El cuento está escrito en rima, va haciendo un recorrido de las cosas divertidas que hacen mamá osa y osezno. Os muestro la última página donde dice que mamá es única.

portada-mama-y-yo

mama-y-yo

 

 

Espero que estas ideas sirvan a profesionales y a familias a tener una visión distinta de las despedidas y vivirlas como una gran oportunidad de aprendizaje.

Un saludo!

6 comentarios en “Quiero ir con mamá

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