Sumando casa Y escuela

Hace algunos días estuve en un grupo de crianza con madres y profesionales de la educación, se abordaba el tema elección de centros educativos. Había mucha incertidumbre y necesidad por hablar del bilingüismo, muchas dudas sobre si elegir un cole bilingüe o no hacerlo, sobre si era efectivo…

Quise hacer una reflexión sobre la importancia de tener en cuenta la escuela que forma el SER, hablé de los valores, de los conflictos, de las personas. Hubo varias personas que reaccionaron y quisieron defender su punto de vista: la escuela es para enseñar me dijeron, en la escuela se aprende y los valores mejor en casa. Mi reflexión no iba encaminada a juzgar las escuelas o los colegios. Muchísimo menos a juzgar a los profesionales que cada día se dejan la piel en sus aulas. Mi reflexión iba encaminada a dejar patente que el cartel de bilingüismo está en la puerta de los centros. Las familias podemos reconocer si un cole es bilingüe sin entrar. No sucede lo mismo si queremos saber cómo se gestionan los conflictos, qué valores priman en el aula (competitividad o colaboración y cooperación), qué papel tiene el adulto (autoritario, lider democrático, permisivo)… todo esto los padres lo tenemos que preguntar porque no está en un cartel y a mí personalmente me parece muy importante.

Tengo que reconocer que sentí algo de tristeza porque pensé que esa línea que separa la casa de la escuela hace tiempo que la habíamos borrado. Hoy mi post quiere dejar argumentado por qué no es cierto que en cada contexto se aprenden unas cosas. Todo educa y si somos conscientes de ello podremos educar con esa conciencia, teniendo clara nuestra meta: educar personas competentes para la sociedad, que sean capaces de vivir en armonía y de ser felices. Qué peligro los que piensan que estar delante de 30 personitas sirve solo para llenar de conocimientos sus cabezas y olvidar que tu actitud, tus palabras, tu lenguaje no verbal, tu gestión de sus conflictos, tu aliento para motivar cuando algo no les sale, tu consuelo cuando están tristes está educando también. Todo Tú está educando en valores de vida.

Pensemos un poco en valores que queremos para nuestros hijos/as cuando tengan 15-16 o incluso cuando salgan por la puerta para irse de casa. Nos vendrán a la mente palabras como: independencia, asertividad, respeto, solidaridad, seguridad, empatía, cooperación, pensamiento crítico….

Ahora pensemos en cómo se elaboran esos valores. ¿Hay una fecha determinada? ¿Hay un lugar destinado específicamente a ello?

Los valores según la pirámide de Dilts, están situados en la zona más profunda del ser, muy por debajo de las creencias. Si fuésemos árboles los valores serían la parte más profunda de las raíces. La parte más profunda de icerberg, la que queda sumergida en el fondo.

iceberg

Empecemos por una capa superior, por las creencias. Si fuésemos árboles las creencias serían las raices, están enterradas pero si escarbas un poco las puedes ver. En el iceberg las creencias serían la parte central del iceberg, debajo del agua ero sin llegar al fondo. Las personas elaboran sus creencias a través de la realidad que perciben. Esta es la teoría de la lógica privada de la psicología individual que Alfred Alder y su discípulo Dreikurs desarrollaron. El ser humano percibe la realidad (algo subjetivo, es su realidad) necesita después interpretarla, de manera inconsciente elabora una creencia y en base a ella una actitud y un comportamiento. Este comportamiento es lo que se ve del iceberg, la punta.  Subrayo lo de inconsciente.

Pongamos un ejemplo: una niña acaba de tener una hermanita. Ella percibe (su percepción, subjetiva) que a su hermanita le hacen mucho caso, su mamá está todo el día con ella, le da tetita, la cambia el pañal, duerme…. se elabora un pensamiento: mi mamá no me quiere como antes, pasa mas tiempo con mi hermanita la quiere más a ella. Elabora una creencia: para que mami me quiera tengo que ser pequeña como mi hermanita. Y de manera inconsciente comienza a mantener una actitud mucho más infantil, a ser más dependiente a hacerse pipí, a llorar, querer chupete, etc ¿es real esta creencia? NO ¿es real para esa niña? Sí

logica-privada

Si esa creencia no se cambia a tiempo, se arraigará y pasará a quedar en las raices más profundas como valor de vida. Para que me quieran tengo que ser dependiente. Habrá un valor de dependencia del otro, de necesidad. Pasará a ser un signo de identidad de esa persona. Subrayo nuevamente lo de inconsciente.

En las aulas tenemos la gran oportunidad de poder enseñar valores de vida por dos motivos: son muchas horas lectivas y son grupos de personas. Al ser tanta horas lectivas hay mucha oportunidad de repetir, ya sabemos por la ciencia que para que un aprendizaje se convierta en hábito es necesario repetirlo al menos 21 veces. El ser humano es un ser social, aprende en grupo por lo que ser grupos numerosos nos ofrece una gran oportunidad de aprendizaje de conductas sociales.

¿Cuántas posibilidades tengo como profesora de vivenciar con mis alumnos la importancia de la generosidad en el día a día? muchas cada día: Por supuesto no hablo aquí de obligar a compartir, eso no es generosidad es obediencia o sumisión y esos no son valores útiles para la vida. Hablo de enseñar haciendo: cuando alguien se le olvida un material y la profesora se lo presta, cuando a alguien se le olvida el bocadillo y la profe le da un poco del suyo o algún compañero comparte, cuando pregunta quien quiere hacer alguna tarea para el resto y salen voluntarios, cuando hay que repartir alguna cosa entre todos los de la clase, cuando veo que algún compañero ha dejado pasar a otro en la fila, cuando algún compañero en el recreo ha compartido su pelota para que puedan jugar todos, cuando algún compañero se queda con otro porque está malito y no puede salir al patio…..

Las habilidades sociales como: escuchar, formular preguntas,presentarse, decir que no, recibir cumplidos, dar cumplidos, dar las gracias, pedir perdón, pedir ayuda, gestionar enfado y emociones,consolar al otro… también se aprenden observando e imitando. En la escuela tenemos el privilegio de poder poner en práctica todas las habilidades sociales necesarias para la vida muchas veces al día con muchas personas diferentes, por lo las posibilidades de que haya efecto contagio se multiplican.

Pongamos un ejemplo: La profe consuela a Manolito que se ha caído en el patio. Lo ven dos compañeros. Se cae Alicia, uno de los compañeros anteriores imita a la profe, consuela a Alicia. Lo ven 3 compañeros…. así sucesivamente. ¿Qué pasa si nadie hubiera consolado a Manolito? que cientos de niños hubieran perdido la oportunidad de aprender a hacerlo y por tanto, cientos de niños no serían consolados sino ignorados. Cientos de niños aprenderían a ignorar al otro cuando sufre y a no ser empáticos con el otro por mucho que en casa les digan que hay que pensar en los demás o que les den el ejemplo de hacerlo.

Si queremos personas con valores de vida tenemos que ser conscientes de que todas las situaciones están configurando esa vida. Pensemos de cada situación lo que queremos que aprendan nuestros hijos/as y también nuestros alumnos/as, sin líneas, de la mano porque todos vamos en el mismo barco y si remamos juntos llegaremos a puerto. Sumemos escuela y casa y no hagamos que se resten.

¡Buena semana!

2 comentarios en “Sumando casa Y escuela

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