Holi holi,
Llevo todo el curso sin pasarme por aquí. Pensaba dejarme ratitos para escribir y compartir y la realidad es que ha sido un curso intenso con mucha necesidad de estar al 1000% y he priorizado otras tareas. También creo que me ha faltado planificación, quizá no quería aceptar que había incendios tan grandes que iban a necesitar mucho más que agua… La realidad es que me he pasado todo el curso pensando que el siguiente mes iba a poder sacar un ratito y no lo he hecho. Creo que me hubiera ayudado mucho escribir para ir recolocando ideas y vivencias.
La pandemia ha pasado factura a nuestra salud mental. Mucho más de lo esperado. La infancia y la adolescencia están haciendo visibles todas las apuestas sobre el impacto emocional de la situación vivida. Algo que se sospechaba desde el principio y que a día de hoy ya tenemos resultados tangibles con evidencia (solo hay que mirar las estadísticas de salud mental infantiles o darse un paseo por cualquier centro educativo).
La buena noticia es que hay profesionales que se están dejando la piel para acompañar y dar sostén a las necesidades infantojuveniles. Y yo he tenido el privilegio de estar al lado de muchas de esas personas bonitas, compartiendo y haciendo equipo. La otra cara de la moneda es que hay otras personas que todavía no están haciendo de su trabajo una labor que ayude a la infancia a curar heridas, también he estado a su lado intentando hacer equipo y ha sido … digamos intenso.
La super-buena noticia es que estamos en verano y puede ser tiempo de PARAR de recolocar, de reparar-NOS y repensar-NOS para sostener y acompañar de manera más eficaz y socioemocionalmente más competente a la infancia y así ayudar en la sanación de esas heridas y sobre todo, como dice mi querida Eva (de escucharnosparavivir) «al menos no dañar más».
Otra mala noticia es que los adultos también están (estamos) tocados. Es mala si seguimos caminando como si nada. Es regulín si paramos y tomamos consciencia de nuestras heridas, miedos y necesidades pero nos quedamos ahí. Es buena si ese parón nos sirve para bucear, buscar soluciones y salir a flote sin peso extra. Elegimos todo el tiempo.
La súper-mala noticia es que algunos adultos ni si quiera saben que están heridos. Y esto hace que vayan por la vida con un fuego en su cabeza prendiendo fuego a todo lo que se acerca. Como no se ven, piensan que es el mundo el que arde, que todo está rojo y que los que queman son los demás por lo que lo mejor es protegerse para no ser quemados. En lugar de buscar agua para sí mismos, echan leña… y claro, a lo largo de un día puede arrasar con todo lo que se encuentra a su paso. Tenemos incendios muy grandes en los contextos educativos. La infancia de manera natural necesita tener cerquita agua cuando su chispa se enciende y se encienden a menudo. No necesitan leña. Ni más fuego.
Estamos en verano. Es tiempo en el que nos podemos permitir parar. Pero ¡OJO! ahora las temperaturas son altas y si no tomamos consciencia de nuestro fuego es posible que vayamos echando chispas por la vida.
Una idea que a mí me sirve para PARAR y que he compartido estos días en el reto de mi compañera Celia tejealas (si quieres saber más puedes verlo en este enlace) es ESCRIBIR. Escribir en papel, en un cuaderno. Suelo hacerlo cuando noto que el caos me invade antes de que haya fuego. Escribir me ayuda porque paro, porque conecto con el momento, con este trocito de papel, es el AQUÍ Y AHORA, mis pensamientos se centran, se concentran, se ordenan y empiezan a salir palabras que quizá de otro modo quedarían en forma de brasas en mi hoguera (las brasas con un pelín de aire, con un soplo, pueden prender otra vez)
En ese cuaderno escribo sobre los momentos concretos, lo que quiero, lo que espero, lo que puedo, lo que necesito, es un paso para poder trasladar a los demás acciones concretas para satisfacer mis necesidades. Ya sabéis que cuándo las necesidades están satisfechas los sentimientos que se generan son de bienestar. Si las necesidades no están satisfechas surgen el malestar y desde ahí nuestro cuerpo nos mueve a poner remedio desde el fuego.
Por ejemplo estos días he escrito sobre el verano, y me he planteado varias preguntas. Lo he planteado como un viaje. Destino: un verano casi perfecto.
-¿Qué me gustaría vivir este verano en familia? ¿Cómo sería mi verano «casi perfecto»? ¿Para qué quiero un verano casi perfecto?
Algunas de las respuestas tienen que ver con guardar recuerdos bonitos, con generar huellas sobre el tiempo en familia, el verano, el descanso, el ocio. Ser modelo de los valores que tengo en mi mapa. Ser por encima del hacer. Hacer desde el ser para poder tener.
Este PARA QUÉ es Mi brújula.
La siguiente pregunta es ¿Qué necesito meter en mi equipaje? ¿de qué lleno mi mochila para ese destino? Las maletas no las hacemos igual si vamos a la playa o si vamos a la montaña, por eso es importante saber el viaje y pensar qué creo que necesito.
Necesito descanso, risas, conexión, aprendizaje…
Y la última es cómo se ven esas necesidades, ¿Qué prendas incluyo en mi maleta?
Risas: momentos compartidos, actividades en familia, tiempo de juego, paseos, sonreír, bailar, agradecer…
Descanso: compartir tareas, cuidar mis tiempos, parar, planificar…
Y así con todas las ideas.
Cuándo yo lo tengo claro, buscamos un tiempo juntos en familia y lo comparto. Entre toda mi COMUNIDAD pensamos y organizamos este viaje. Dibujamos los destinos diarios, los puntos de parada de cada uno, las maletas…. y como resultado tenemos un MAPA de nuestro VERANO CASI PERFECTO que cada día podemos valorar si estamos yendo en ese camino o si nos hemos desviado, si vamos todos juntos d la mano o alguien se está quedando atrás, si alguien quiere parar más en algún lugar antes de partir al siguiente, etc.
Para mí algo que nos ayuda mucho en este viaje son las rutinas. generar un ORDEN que no es rigidez pero sí da estructura y genera calma a nivel cerebral. Porque nuestro cerebro cuándo sabe anticipar la información está más seguro y si hay seguridad se reduce la necesidad de estar alerta.
Por eso hoy os quiero regalar una guía sobre las rutinas y su importancia. También con algún ejemplo para que cada persona la adapte al viaje que quiere realizar. Os habrá llegado al mail si estáis suscritas en mi blog o sino la podéis descargar en la pestaña de forma parte de mi red.
Me encantará leer vuestros comentarios, aportaciones e ideas para PARAR y reconectar este verano.
Seguimos caminando, seguimos sumando.
Gracias por estar al otro lado.
Un abrazo.