La disciplina Positiva No funciona

Buenos días! Llevo tiempo sin pasar por aquí, con muchas ganas de retomar, con muchas cosas que compartir y necesitando priorizar otras tareas … todo pasa y en breve estaré de nuevo compartiendo de manera más constante.

Vuelvo a priorizar, y de todos los temas, de todas las anécdotas y de todas las ideas que tengo en mi cabeza quiero reflexionar sobre la necesidad de hacer un proceso de cambio personal desde el interior para poder educar desde el respeto mutuo.

«La disciplina Positiva no funciona», esto es algo que me han dicho en algunos talleres, que me han enviado en algunos mails o que me han transmitido en reuniones o a través de las redes sociales. Por supuesto que no funciona porque no tiene el objetivo de funcionar. La disciplina positiva es una filosofía de vida que conlleva  esfuerzo personal y mucho trabajo diario para poder llevarla a cabo de manera fiel a sus principios.

La disciplina positiva no es una moda que tiene como objetivo conseguir que la infancia haga lo que yo, adulto, digo que hay que hacer. La disciplina positiva tiene como finalidad poner el foco en el adulto, generar proceso de cambio personal para SER las personas que queremos ser y poder acompañar la infancia con amor y con sentido.

La palabra disciplina viene del latín, guiar, mostrar… y la palabra educación viene del latín EX-ducere, sacar de dentro hacia fuera. Podríamos decir que las personas que nos hemos transformado o que trabajamos a diario para ello y que queremos educar  y vivir con valores de la disciplina positiva, mostramos en primera persona para sacar hacia fuera habilidades de vida, capacidades y fortalezas en los más pequeños. Esto no tiene nada que ver con querer que una persona (sea cual sea la edad) haga lo que yo diga.

Esta filosofía parte de una premisa, la regla de oro de cualquier acción con cualquier PERSONA, pongamos enfrente a un peque de 8 años, pongamos a uno de 3 o a un compañero de trabajo de 40, la manera de resolver la situación tiene que cumplir esta fórmula:

Esto si lo llevo al plano relación adultos se ve muy claro: te he dejado un libro, y te he pedido que me lo devuelvas el viernes. Llega el viernes y no me has traído el libro. ¿Cómo gestiono esta situación? respeto a mí: mi necesidad de tener mi libro, de sentirme respetada y escuchada, defender mis derechos. Respeto a la otra persona: comunicándolo de manera empática, sin dañar, teniendo en cuenta sus circunstancias, siendo flexible, buscando una solución conjunta. Respeto a la situación: el viernes era el plazo para devolverme mi libro. Primero preguntaría, intentaría entender, es decir, CONECTARÍA con la otra persona y sus razones para no devolverme mi libro. Segundo expresaría mi necesidad, yo necesito saber que cuando te presto algo voy a contar con tu responsabilidad para devolvérmelo cuando te lo pida. Tercero buscaría una solución: ¿qué se te ocurre que podemos hacer ahora? y valoraría las propuestas hasta encontrar una que sea válida para los dos.

Imaginad que pasan los días pasan, que hemos fijado varias veces la fecha y que no me devuelve mi libro. ¿qué harías tú?

Ahora imaginad que en lugar de un adulto, es mi hija de 6 años y que en lugar de un libro, la situación es que en nuestra casa se acordó que repartíamos tareas entre toda la familia, cada uno eligió la suya y ella pidió la que quiso. Su tarea es poner la mesa de la cena. Llega el momento de la cena y no está puesta. ¿Cómo gestiono esta situación? respeto a mí: mi necesidad de compartir las tareas, de sentir que todos aportamos, de sentir que educo en responsabilidades de ser un modelo de asertividad y mostrar defensa de mis derechos…Respeto a la otra persona: comunicación empática, preguntando,teniendo en cuenta qué ha pasado, dando mi apoyo,ofreciendo mi ayuda.Respeto a la situación: la familia tiene que cenar, hay otras personas esperando,la familia trabaja en equipo. Primero preguntaría: veo que la mesa no está puesta,¿necesitas algo? CONECTARÍA con mi hija y su necesidad. Segundo expresaría mi necesidad: yo necesito que la mesa esté puesta, que se cumpla lo acordado y ver que se asumen las decisiones que uno toma…Tercero buscaría conjuntamente una solución: ¿cómo lo resolvemos? ¿qué se te ocurre? y elegiríamos alguna propuesta.

Imaginad que llega el día siguiente, y el otro, y el otro y mi hija no pone la mesa…¿qué harías tú?

¿Qué es funcionar en ambas situaciones? ¿Qué es funcionar en las relaciones humanas? Desde mi punto de vista funcionar es saber que somos importantes y que pertenecemos al grupo o a la relación donde estemos. EN el primer caso me sentiré importante si se tiene en cuenta mis necesidades, si entienden que tiene que haber un equilibrio entre lo suyo y lo mío.

Si las respuestas al las preguntas ¿que harías tu? van en la misma línea y cumplen la fórmula anterior, entonces y solo entonces podrás decir que tienes incorporados los principios de la filosofía del respeto mutuo.

Subrayo la palabra MUTUO porque hay mucha confusión sobre esto también. La disciplina positiva tiene su origen en la psicología individual de Alfred Adler. Defendió dos principios: individualidad y sentimiento de comunidad. Por eso el respeto no va solo en una dirección. En los ejemplos anteriores podría justificar desde mi mapa mental: en el primer caso al adulto: seguro que se le ha olvidado mi libro, no pasa nada ya me lo traerá, igual ha tenido un mal día, etc. En el segundo caso podría pensar: poner la mesa es un rollo, una niña de 6 años prefiere hacer otras cosas, ya tendrá tiempo de poner la mesa cuando sea mayor, etc. De esta manera me estaría anulando como persona no estaría afrontando sino huyendo. En la relación de adultos esto implica sentirme inferior, anulada, insegura, etc en el segundo ejemplo mi actuación no está enseñando valores que para mí son importantes: colaboración, empatía, ayuda mutua, etc. y estaría pasando por alto una grandísima oportunidad para educar a mi hija en cuidar y comprender a las otras personas.

Eso se puede leer como que  «el adulto quiere manipular al niño» cuando en realidad es: mis derechos y necesidades no están por encima ni por debajo de los de las otras personas,  sino en la misma línea.  Y esto me lleva a no «justificar» o dejar pasar que mi amigo no me devuelva el libro o que mi hija no ponga la mesa. No es la acción, es lo que esconde la acción o a dónde me lleva. Por supuesto que puedo ser flexible y por supuesto que puedo comprender circunstancias concretas.

He pasado por muchas experiencias educativas en mis más de 15 años de educadora y he tenido la oportunidad de observar muchos modelos diversos de relación con la infancia: escuelas libres de diversas pedagogías, Waldorf, Montessori, democráticas, madres de día, colegios públicos, institutos, ONGs….y he llegado a la conclusión que no es el método, ni lo que el adulto aplique sino el proceso personal que haya hecho ese adulto para profundizar en sí mismo y para crear su filosofía y su mapa que le va a dotar de herramientas concretas para el día a día.

He visto mucho respeto en todas las direcciones y también he visto lo contrario. Para mí es igual de irrespetuoso castigar al otro, poner una «consecuencia» a sus necesidades que no hacer nada y justificar acciones o buscar excusas para no actuar y dejar pasar hechos que no respetan como persona. Como ese niño que no atiende en clase, se tumba o hace ruidos mientras hablamos y ese adulto «amoroso y respetuoso» que piensa: pobre es que se aburre, la responsabilidad es del sistema que tiene contenidos muy densos y los libros, su familia es un caos…. Mientras ese niño va creciendo y va elaborando su mapa del mundo en base a lo que experimenta. Esta experiencia lo que le dice es: tú estás por encima del otro, podrás justificar lo que tú quieras y no asumir responsabilidad sobre tu vida, en lugar de buscar soluciones podrás ser una víctima y vivir compadeciéndote, etc. Podría verse desde la corta distancia que hay mucho amor a la infancia, si miramos con un catalejo del futuro a largo plazo, a ese niño no se le está capacitando para una vida plena, feliz, equilibrada…

La disciplina positiva busca comprender donde está la creencia de ese niño, por qué piensa que no puede atender, qué necesidad esconde ese comportamiento y acompañarle en buscar soluciones que además de desarrollar sus fortalezas personales le ayuden a elaborar la creencia de soy capaz y responsable de mi vida. Así cuando sea adulto tendrá habilidades, competencias y estará capacitado para lidiar con las dificultades de manera equilibrada, feliz y sana.

La disciplina positiva no busca «funcionar» no se centra en el comportamiento en sí. No  importa que el niño haga ruido, sino el mensaje nos está dando con ello.

Es una filosofía imperfecta porque la forman personas que podemos cometer errores en el día a día. No se busca la perfección porque el error conlleva aprendizaje.  Personas que creemos en esta filosofía y que hacemos un gran esfuerzo para llevarla a cabo en nuestra vida, no solo en la crianza, sino en la vida, no esperamos que el otro sea, simplemente SOMOS.

Habrá personas que elijan otra filosofía. Habrá personas que critiquen o no estén de acuerdo con esta manera de vivir, educar, o criar. Y habrá personas que diciendo respeto con su boca falten al respeto con sus actos. Decido no convencer y respetar su visión, ser coherente y no pretender que mi punto de vista sea el único. Convencer no es respetar.

Mi responsabilidad como adulto no es otra que mostrar mi mapa de valores en cada uno de los pasos que doy en mi día a día. Cuando conduzco, cuando debato en redes sociales, cuando dialogo con otras personas, cuando voy al supermercado, cuando el tendero se equivoca y me da mal el cambio, cuando el niño del vecino empuja al mío para quitarle un juguete, cuando el mío muerde al vecino para coger su coche…y andar mi camino, no con palabras sino con pasos.

Mi labor como formadora no es dar herramientas que funcionen con la infancia. Mi labor es movilizar conciencias para generar cambio personal, vaciar mochilas de viejos recursos y llenarlas de nuevos basados en difundir respeto mutuo. La responsabilidad de cada una de las personas que asisten a mis formaciones será hacer con esas herramientas su mapa de vida y no buscar «que funcionen». Pero como digo, eso es responsabilidad de cada uno y no mía, ni tampoco de la disciplina positiva.

Si has probado de todo hacia la otra persona ahora prueba a cambiar tú mismo.

En enero oportunidad de cambio en el taller de 4 sesiones que tendrá lugar en Agua Psicología Aluche, puedes ver fechas e información en el calendario del blog. ¡Regala estas navidades cambio!

Un abrazo fuerte, espero vuestros comentarios que me hacen seguir creciendo.

4 comentarios en “La disciplina Positiva No funciona

  1. Me ha encantado el post, llevas mucha razón. La disciplina positiva parte de una mirada interior para poder llevar a cabo cambios en nuestras relaciones con los menores, además de otras muchas cosas. La disciplina es parte del respeto. Saludos

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  2. Buenos días,

    gracias por el post, siempre resulta interesante e instructivo conocer otros tipos de educación y otra manera de hacer las cosas mejorando.

    Me gustaría preguntar una duda que tengo y que por mucho que leo e intento formarme no consigo resolver.
    Tengo 2 niños de 6 y 8 años. Hace ya varios meses que intento aplicar en mi casa la educación con disciplina positiva, pero en todo lo que leo y escucho siempre se presupone que la reacción del niño (si sigues los principios de la disciplina positiva) va a ser positiva y colaborativa, que ocurre cuando no es asi? cuando a pesar de conectar con el niño, expresar tus necesidades y poner de manifiesto que es necesario la colaboración de todos para el bienestar de la familia, el niño no reacciona bien. Le pongo un ejemplo, pero podrían ser decenas, con los que me encuentro todos los días.

    Mi hijo sabe que después de cenar hay que lavarse los dientes. Tenemos un calendario que hemos realizado juntos de mutuo acuerdo para que todos tengamos claro las cosas que son necesarias hacer de lunes a jueves. Cuando llega la hora de lavarse los dientes, no cumple su compromiso y terminamos con un conflicto. Que debo hacer en ese caso? dejar que no se lave los dientes?

    Al final termino poniendo una consecuencia. No se verá la tele un rato antes de dormir hasta que no estén los dientes limpios.
    No tendría problema si esta fuera la única fuente de conflicto, pero me encuentro con estas situaciones casi en cada cosa que se debe hacer y no les apetece o no les parece bien. Estas situaciones provocan que tenga que poner consecuencias a menudo.

    En el caso que propones, finalmente que solución se daría en el caso de que la niña dia tras dia siga sin poner la mesa a pesar de haber seguido las directrices que propones?

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    1. buenos días Mayte! muchas gracias por compartir.
      Es interesante lo que comentas y es una de las dificultades o retos que nos encontramos en la crianza, la colaboración y la responsabilidad.
      Respondiendo a tus preguntas para no alargarme mucho, a la primera por su puesto que no hay que dejar que no se lave los dientes, eso es perjudicial para ella y la disciplina positiva persigue el respeto desde 3 pilare: a mí mismo, a tí y al contexto. Para mí la clave no es conseguir que se lave los dientes por miedo o amenazas sino acompañar la responsabilidad y que entienda que es importante. Para ello, primero se trabaja el para qué, luego se trabaja el cómo lo vamos a hacer y por último se revisa cómo estamos cumpliendo y se buscan soluciones conjuntas si creemos que hay algo que mejorar. Poniendo consecuencias tú, el control sigue siendo tuyo no suyo, hay miedo y no hay responsabilidad personal.
      A la segunda pregunta, poner la mesa. El respeto a los demás me parece relevante en esa situación y también el cómo se ha establecido la colaboración familiar. Si las tareas se han repartido de manera pactada, si todos saben su función, para qué es importante, si sienten que aportan, que son relevantes la cooperación surge sola. Si hay resistencia o rebeldía yo revisaría cómo se ha establecido el proceso y qué lugar ha tenido el niño en la decisión.
      La disciplina positiva es una filosofía de vida, no son herramientas que se aplican para conseguir que el niño haga lo que queremos que haga. El proceso es personal, en primer lugar del adulto que ha de revisar, creencias, maneras, comunicación, intención…etc.
      Espero haberte respondido, gracias por tu esfuerzo e interés en educar con respeto.

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