Acompañar despedidas, cerrar etapas y aprender del ciclo de la vida

Tras varios meses sin poder escribir, retomo hoy con un tema que estamos viviendo actualmente y que me parece esencial en la vida. Me refiero al fin de una etapa, al papel de adulto para que ese cierre implique aprendizaje útil y práctico para la vida.

Mi hija mayor ha crecido y lo que hace unos años parecía muy muy lejano ha llegado ya, este ha sido su último mes en el espacio de aprendizaje donde ha asistido durante la etapa infantil de 3 a 6 años.  Cumplirá 6 años en noviembre, se cumple el plazo límite como la predicción de un cuento en el que el hechizo se acaba con el tiempo, suenan para ella y para otros amigos, las “doce campanadas” y en septiembre comenzará su nueva etapa escolar en primaria.

No voy a hablar hoy del paso a primaria, ni de la elección de cole, ni de miedos ni de nada de eso, ya os lo contaré. Hoy quiero contaros cómo y para qué creemos que es importante acompañar el cierre de esta etapa que termina (y de las que vivamos) de manera consciente.

Todo en la vida tiene un inicio y un final, este es el aprendizaje básico que hay detrás de una despedida. La vida son ciclos: día-noche, sueño-despertar, jugar-recoger, comer-digerir, ir al parque-volver del parque…etc. En cada actividad que comenzamos, en cada acción hay un inicio y un final. Esto en la infancia, debido a la inmadurez cerebral y al pensamiento concreto es muy difícil de gestionar porque si algo caracteriza esta etapa es la inmediatez, vivir el presente, el ahora, el instante y no ver más allá. Esto se debe a que su cerebro es pura emoción, predominan las conexiones de nuestro sistema límbico cuya misión es asegurar la supervivencia y para ello toma decisiones de manera veloz, en menos de un parpadeo.  El pensamiento aún está en desarrollo, es un sistema más lento que requiere de más madurez y entrenamiento, se trata del sistema lento para tomar decisiones para lo que necesitamos las capacidades ejecutivas entre las que se encuentran habilidades que estarían implicadas en el proceso de gestión del tiempo como pueden ser:  la flexibilidad, la anticipación, la previsión, el autocontrol o la planificación. Esto corresponde a la parte superior del cerebro, su parte más madura, llamada corteza prefrontal, que se desarrolla aproximadamente a partir de los 4-6 años y sigue su evolución hasta los 21-25 y continúa cambiando toda la vida, como ha demostrado el concepto de la neuro plasticidad cerebral.

Esto explicaría por qué cuesta tanto en los primeros años (y los no tan primeros en muchas ocasiones) las transiciones de una actividad a otra: ir a la ducha, irse del parque, recoger, salir de casa, etc. Sobre todo, si somos los adultos los que decidimos el momento en que las tienen que hacer sin pedir colaboración, pero ese es otro tema😉 A largo plazo, finalizar actividades para comenzar otras, nos lleva a saber organizarnos, a terminar las cosas que empezamos, a empezar un proyecto y acabarlo sin dejarlo a medias, a cerrar etapas que queremos cambiar y a dar pasos hacia delante en nuestra vida y en nuestro crecimiento personal, aunque nos cueste esfuerzo o tengamos que superar miedos. De una manera más profunda también nos lleva al enfrentamiento del duelo, la tristeza de dejar algo, de acabar algo, a la superación de una ruptura o de la muerte de un ser querido. ¿Os ha pasado alguna vez encontraros con personas con las que no hicisteis un proceso de despedida consciente y que os ha dado vergüenza saludar o no habéis sabido qué decir? A mí sí me ha pasado muchas veces y ahora ya sé que se debe a que el proceso de cierre no lo hice del todo bien.

Cerrar momentos o etapas me parece que esconde un aprendizaje valioso porque nos da herramientas para enfrentarnos a la vida con una actitud proactiva, no siendo víctimas de las circunstancias sino liderando nuestras emociones, poniéndolas encima de la mesa y gestionándolas para que no se hagan nudos en nuestro corazón. Sacando lo mejor de cada situación y llevándonos sensaciones positivas para nuestro cerebro. En definitiva siendo protagonistas de nuestras vidas y no espectadores que ven pasar la vida delante.

Todo aprendizaje requiere práctica y repetición, sólo así mejoramos. Cuanto antes empecemos a aprender a gestionar positivamente los finales, más años para practicar tendremos, de manera que cuando nuestro cerebro esté maduro y contemos con todas las capacidades ejecutivas a pleno rendimiento, seremos expertos en la materia. Este es el principal motivo por el que la despedida es para nosotros una oportunidad de vida, pensando en lo que aporta en el corto, pero sobre todo en el largo plazo.

Como educadora, los finales de curso siempre han sido para mí una oportunidad para regalar, regalar mi tiempo, regalar sonrisas, regalar palabras, regalar pensamientos, abrazos, lágrimas. Un tiempo en el que no pensaba en comportamiento, ni en contenidos, ni en ejercicios ni en expedientes o citaciones judiciales. “Sólo” había tiempo para pensar en personas, no como alumnos, no como colectivo, no como grupo, sino como persona.

Me parecía esencial ese ejercicio de pensar en el otro y de hacerle llegar mensajes de aliento, de fortalezas, palabras que dejaran constancia que cada uno es especial por algo propio que le hace único. En ese momento actuaba desde el instinto, desde mi sentido común e intentaba que  cada adolescente se llevase un mensaje claro de lo que significaba para mí, lo hacía a menudo de manera sencilla (escondiendo notitas, poniendo postit, pintando carteles en sus espaldas, haciendo abanicos de papel) y con motivo del final del trimestre y siempre al final de año hacía algún ritual emotivo de grupo que además incluyera mensajes para cada uno de manera personal. Hoy con toda la evidencia científica y apoyándome en la teoría adleriana, en la que me veo profundamente reflejada, puedo valorar de manera consciente y profesional que es necesario que estos mensajes de aliento lleguen a nuestros peques en casa y en la escuela, que se haga al menos una vez al año, al menos cuando van a cerrar etapa. Lo ideal es hacerlo una vez al día, sino se puede entonces una vez a la semana, sino una vez al mes y si no, una vez al trimestre, pero si no se ha podido en todo el año, al menos que sea final de curso.

Es imprescindible que de alguna manera haya lugar para dar un mensaje personal, dedicado a cada persona que por una parte obligue a pensar en cualidades positivas y por otra ayude a la persona a recordar que es importante, única, útil y necesaria. Las despedidas de curso son una gran oportunidad para esforzarse y llevarlo a cabo.

Para la psicología adleriana hay dos principios básicos que están entrelazados entre sí y de los que depende la salud mental de una persona: sentimiento de pertenencia e interés social. Ambos se alimentan entre sí y alimentan el bienestar emocional y psíquico. Los momentos de despedida nutren ambos principios colaborando en el bienestar de uno mismo y de las otras personas. Nos hacen sentirnos parte de un grupo, nos hacen sentir que somos importantes para los demás y que aportamos. La preparación de los elementos de la despedida si se hacen de manera consciente ayudan a pensar en el otro, fomentan la empatía, la ayuda mutua, la colaboración y dejan en un segundo plano el interés propio para poner en relieve la importancia del otro.

También para  la psicología adleriana y hoy en día ha sido demostrado por la neurociencia, dos de las maneras más eficaces de contribuir al bienestar emocional es DAR y AGRADECER.Está demostrado por diversos estudios que AGRADECER aumenta la empatía, mejora las defensas y cambia la estructura de nuestro cerebro haciéndonos estar más saludables y felices. DAR a otras personas nos hace más felices que recibir. Seguro que lo has experimentado Así lo han verificado multitud de estudios realizados en los últimos años. Cuando haces un regalo, piensas en la otra persona, anticipas, te esfuerzas…esto hace que tu cerebro segregue endorfinas que son las hormonas que se segregan con el deporte y que están relacionadas con estados emocionales de bienestar. Por eso, incluir en las despedidas recuerdos personales, regalos hechos que nos hagan DAR  de nosotros algo al otro favorecen la felicidad.

A lo largo de un curso escolar o de una etapa pueden pasar muchas experiencias que nos hagan tener recuerdos no agradables. También la neurociencia nos advierte del carácter negativo de nuestro cerebro, pues si no trabajamos sobre ello, tiende a recrearse en los episodios negativos y podrían convertirse en el centro de nuestra vida, volviéndonos egocéntricos, quejicas, no valorando lo que tenemos, buscando siempre errores o aspectos que no han salido bien, etc. Por eso pararse a pensar en positivo, aunque sea una vez al año es tremendamente beneficioso para todas las partes.

¿Cuáles son los beneficios de preparar una despedida de manera consciente?

PARA EL ADULTO

-Experimentar sentimientos de duelo y, por tanto, buscar y poner en práctica estrategias para superarlo.

-Tener la oportunidad de pensar en cada una de las personas con las que has compartido espacio, qué te ha aportado, qué quieres agradecer, qué quieres recordar de ella y qué quieres que recuerde de ti.

-Esforzarse en pensar de manera positiva de cada una de las personas del grupo, olvidando etiquetas, olvidando comportamientos, olvidando resultados o aprendizajes y centrándote en fortalezas.

-Llenar el cerebro de mensajes positivos que contrarresten las quejas, críticas y reproches que acumulamos durante el año. Cerrando etapa sintiéndonos las personas más afortunadas del mundo por tener el trabajo más maravilloso que existe.

-Mirar con las gafas del optimismo, agradeciendo todo lo que tenemos en lugar de centrarnos en lo que no tenemos.

PARA LA INFANCIA

-Experimentar sentimientos de duelo y, por tanto, buscar y poner en práctica estrategias para superarlo

-Terminar algo antes de comenzar otra cosa nueva.

-Sentirte especial, único e importante en la vida de otras personas.

-Almacenar recuerdos positivos de la palabra “terminar»

-Cerrar una etapa con un mensaje de aliento, que empuje hacia el crecimiento y la mejora y de coraje para emprender retos

-Grabar el mensaje de amor incondicional, me quieren sin importar lo que haga, sin importar mis resultados, mis comportamientos, mis errores, “yo valgo porque yo soy yo”

-Poder pensar, buscar y encontrar fortalezas en cada una de las personas que le han acompañado, incluso en aquellos con los que no ha congeniado, pero con los que tendrá que seguir conviviendo (o no)

Algunas claves para que el mensaje sea beneficioso y aporte:

-Anotar recuerdos positivos de momentos concretos vividos en grupo: canciones, excursiones, frases, días especiales, rutinas, etc.

-Pensar en un elemento que resuma esos recuerdos: imagen, símbolo, refrán, cuento, personaje, poema….

-Pensar en cada una de las personas y anotar al menos una cualidad positiva que resaltar

-Pensar cómo unir el mensaje personal y el recuerdo grupal

-Concretar cómo será el ritual para hacerlo un momento especial y único: elementos decorativos, círculo, luces, narrar historia, contar cuento, escuchar una canción….

Algunos ejemplos que yo he realizado en mis grupos:

-colgar estrellas de papel con el nombre de cada uno, dentro de cada estrella (se abrían como un libro) había un mensaje único para esa persona. Leí un cuento de un cielo de estrellas donde todas brillaban para iluminar la tierra y que una niña encontrara su camino. Recorrimos el camino hasta las estrellas y cada uno cogió la suya.

-camino de velitas encencidas, debajo de cada vela puse un mensaje para cada uno. Leí un poema uniendo varias canciones que habíamos escuchado durante el curso y que definían momentos importantes.

-Rosco de pasapalabra, en cada letra leía una frase de algo que había pasado durante el año. Iba entregando a cada uno su letra con su nombre y detrás escrito un mensaje con sus fortalezas

-En mi último curso de profes, hice girasoles, leí el significado que para mí tiene esa planta y por qué la había elegido. cada uno era un girasol distinto, que buscaba la luz y como hacen esas plantas, cuando no hay sol pueden buscar al otro para darse energía. En cada girasol había tantos pétalos como personas para que todos pudiésemos escribir las fortalezas de ese compañero/a.

Si se hace de manera compartida y son los peques los que también preparan esa despedida o cierre hacia algún compañero/a o hacia su profe, le estaremos acompañando en otros aprendizajes muy valiosos para la vida:

-organizarse el trabajo

-Planificar tiempos

-Desarrollar Creatividad

-Desarrollar pensamiento positivo

-Entrenar la paciencia y la espera

-Entrenar la constancia y la perseverancia

-Experimentar el esfuerzo y el valor del tiempo

-Vivenciar la felicidad de dar.

Imagino que muchos estaréis pensando que es difícil con las ratios de niños/as que hay en las clases.  Es cierto que con tantos peques es un trabajo costoso, depende de la creatividad de cada uno lo que quiera o pueda realizar. Puede ser algo sencillo como un pergamino enrollado, una foto de la clase con un mensaje personal…

También se puede hacer en clase,dejando un día para preparar o pedirles que lo hagan en casa y que cada uno tenga un compañero/a que regalar o en quien pensar.

En nuestro caso queríamos que Carlotta cerrase esta etapa de manera consciente y tras la fiesta de despedida de su espacio surgió la oportunidad de preparlo juntos. El proceso ha sido precioso y hemos vivido momentos maravillosos compartiendo grandes aprendizajes por lo que puedo decir que en este caso también ha tenido beneficios para la familia entera. La propuesta fue compartida, verbalizó querer hacer algo para sus amigos/as para que cuando la echasen de menos tuvieran algo que les recordara a ella. Es consciente de que se acaba esta etapa, tiene ganas de comenzar la nueva y a la vez siente tristeza por dejar a personas muy importantes para ella atrás. EL primer paso fue fijar en el calendario cuándo era su último día en el espacio y saber así cuántos días nos quedaban para poder preparar algo. Quedaban 8 días así que pensamos en algo que nos diera tiempo a terminar en ese plazo.

Estos fueron los siguientes pasos:

1)Hicimos una lluvia de ideas: recuerdos, imágenes, símbolos, canciones significativas este tiempo. Ella quería contar una historia, una historia de mariposas pues es el significado del nombre del espacio.

2)Elaboramos juntas una historia, miramos el ciclo de las mariposas, vimos que primero eran orugas y que crecían…. Y nos pareció una metáfora perfecta que narra a la perfección el cierre de una etapa para comenzar otra.

3)Primero propuso hacer foto de una oruga y una mariposa, pero mirando en internet vimos una mariposa hecha con huellas y decidió que quería pintar con sus huellas un cuadro.

4)Escribí una pequeña historia sobre una oruguita que para mí reflejaba lo que había sido este tiempo en este lugar mágico. A Carlotta le encantó y ya solo faltaba pensar en algo único de cada persona para personalizar el cuadro….

En la historia la mariposa se formaba con los colores de cada persona que había conocido. Lo que les hacía únicos iba a ser el color que aportaban a la mariposa. Carlotta me dijo de qué color veía a cada uno y palabras positivas que le sugería esa persona. Salieron cosas preciosas: color de amistad, de jugar conmigo, de saberme escuchar, de ayudarme siempre, de enseñarme a bailar rock,de jugar a bebés…

6)Preparamos el material necesario, hicimos una lista con el número de cuadritos, colores y témperas necesarias, etc Fuimos a la tienda y elegimos unos lienzos de tela cuadrados en tamaño 18×24. Témperas de tubo para facilitar mezclar colores.

7) Manos y pies a la obra…. Durante varios días sacábamos un ratito para pintar los cuadritos. Cuando se secaban yo escribía la historia y ella firmaba con su nombre.

Íbamos haciendo una fila con los que estaban terminados para saber cuántos nos iban faltando. Teníamos una lista con el nombre de todas las personas e íbamos tachando cada vez que terminábamos una.

8) Envoltura y ritual de entrega: en cada papel marrón y con un lazo de trapillo rosa escribía los nombres de cada uno. Pegó una ramita de lavanda que también tiene mucho significado para ellos pues es la favorita de una de las profes.

 

 

 

 

El día de entrega se levantó ilusionada, llena de emoción. Habíamos quedado en el parque con todo el grupo. Fue un momento muy muy emocionante. Para Carlotta ese momento permanecerá en su mente para siempre y le ayudará a superar el sentimiento de tristeza de dejar algo que quiere o a superar el miedo de la incertidumbre por comenzar algo desconocido, este recuerdo positivo le servirá para entender que todos sus compañeros han sido importantes en su vida, que de la misma manera ella ha sido importante para otros y que en las nuevas etapas tendrá nuevas oportunidades de encontrar gente maravillosa para la que esforzarse haciendo recuerdos de despedida 😉

Os dejo el resultado final del cuadrito que hizo a su hermano, ya firmado con el nombre de los dos.

Espero que os haya gustado nuestra experiencia, que os haya aportado y que haya servido para seguir creciendo sumando aprendizajes de vida.

Agradezco comentarios, propuestas y sugerencias, siempre son bienvenidos.

Buena semana!

2 comentarios en “Acompañar despedidas, cerrar etapas y aprender del ciclo de la vida

  1. Buenos días soy maestra del nivel inicial de Bolivia leí el documento, me pareció muy interesante ya que algunas maestras esperamos en fin de ciclo escolar sin tomar en cuenta que cerrar ciclos es un proceso de aprendizaje y preparación. personalmente tomare muy en cuenta en mi practica educativa

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    1. Muchas gracias por tu aportación y por leer mi blog, me alegro de que haya sido útil para ti este artículo. Me encantará leer tus ideas y aportaciones sobre la puesta en práctica con tus alumnos/as, tienes toda mi admiración por trabajar con los pequeños-grandes sabios del mundo. Buen viernes!

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